sábado, 25 de junio de 2011

R-68 (Retazos que me han hecho feliz)

"Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo como poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, redumplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas filulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! . Volposados en la cresta del murelio, se sentían balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias."

¿Será necesario agregar algo? Tal vez solo aclarar que casi todo el material poco inteligente que pretende "analizar" Rayuela, yerra medio a medio en lo que fue el principal interés de Cortázar al escribir. Digamos que hay un desface ontológico entre la situación de Julio Florencio escribiendo y la del lector de corte académico que no sabe lo que es saltar al vacío en la vida o vivir a la intemperie de la normalidad. Algo similar ocurre con los "analistas" de Roberto Bolaño... Nada nuevo en todo caso, espíritus excepcionales están destinados a la incomprensión de la mayoría y la idolatría de unos pocos (que tampoco les comprenden pero les alimentan el ego).
Juan Millalonco Díaz.-



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