viernes, 20 de septiembre de 2013

El camino de Ida

"Nos despedimos al caer la noche, convencidos de que quizá ya no volveríamos a vernos. Hoy, que conozco sus destinos, sé que muchos han triunfado y otros naufragaron, pero ninguno de ellos olvidó sus años como estudiante graduado en los que la vida parece transcurrir como en un largo paréntesis antes de encarar el invierno crudo de la experiencia real". (p. 167)
"La concentración en la teoría impone un distanciamiento completo de los asuntos mundanos, con la consiguiente exclusión de toda distracción o intercambio social" (p. 186)
"El deseo sexual es lo que desordena la vida e irrumpe en cualquier situación" (p. 86)
"Nosotros, escribió en su Diario, sabemos limpiar los rastros, crear pistas falsas, mutar, ser otros. En eso consiste la civilización; la posibilidad de fingir y engañar nos ha permitido  construir la cultura" (p.195)
"Había registrado en su Diario ese primer experimento. Una sensación de omnipotencia, de haber cruzado la línea sagrada. Se movía entre la gente con la sensación de ser invisible y único" (p. 204)
"No había que proponer una futura sociedad perfecta, no había que contemporizar con las esperanzas de las almas bellas; los pobres, los humillados y los tristes no eran el pretexto de acción de los que quieren ser comprendidos -y aceptados- por el sistema; no había nada que pedir, había que atacar directamente el centro de poder con un mensaje nítido y enigmático". (p. 228)
"Debemos intentar una acción que conmueva el sentido común y exceda la explicación estereotipada de los periódicos. Debemos evitar que la sociedad pueda explicar lo que hacemos. Debemos realizar un acto enigmático, inexplicable, casi impensable. Nuestras acciones deben ser a la vez incomprensibles y racionales". (p. 230)
"¿No es notable que una serie de acontecimientos y el carácter de un individuo concreto se puedan describir transcribiendo el fragmento de una obra literaria?. No era la realidad la que permitía comprender una novela, era la novela la que daba a entender una realidad que durante años había sido incomprensible. 
Hay algo solitario y perverso en la abstracción de la lectura de libros y en este caso se había transformado en un plan de vida". (p. 231)
"Un lector de novelas que busca el sentido en la literatura y la realiza en su propia vida...
Era una suerte de Quijote que primero lee furiosa e hipnóticamente las novelas y luego sale a vivirlas...
En una sociedad que controla lo imaginario e impone el criterio de realidad como norma, el bovarismo deberìa propagarse para fortalecer al hombre y salvaguardar sus ilusiones". (p. 232)

El camino de Ida. Ricardo Piglia. Edit. Anagrama. Septiembre 2013.-





lunes, 26 de agosto de 2013

EL HOMBRE QUE AMABA A LOS PERROS

"El aire tenía una densidad que acariciaba la piel, y el mar, refulgente, apenas producía un murmullo adormecedor. Allí se podía sentir cómo el mundo, en días y momentos mágicos, nos ofrece la engañosa impresión de ser un lugar afable, hecho a la medida de los sueños y los más extraños anhelos humanos". (P.92).

"Aquel trabajo parecía lo suficientemente oscuro, anónimo, alejado de las pasiones y ambiciones posibles, y me garantizaba las dos cosas que yo necesitaba en aquel momento: un salario para vivir, paz y rutina para tratar de recomponer mi espíritu" (P.163)

 "quizás muchos ingenuos y fanáticos creyeron algo de lo que se había dicho durante el proceso. Pero las personas con un mínimo de inteligencia tendrían que admitir que prácticamente cada palabra pronunciada allí era falsa" (P.211)

"casi de oficio pensé que tal vez López ocultaba la intención de comentar mis opiniones en algún sitio y se preparara para regresar con alguna persona capaz de complicarme la vida, justo cuando yo había eliminado todos mis sueños y ambiciones (creo que incluso mis cada vez más moribundas pretensiones literarias) y nada más deseaba un poco de paz, como el pájaro adoctrinado que acepta gustoso la rutina segura de su jaula..." (P.242)

"Aquéllas eran personas lanzadas a un éxodo de proporciones bíblicas, empujadas solo por la voluntad de sobrevivir, seres cargados con una enorme lista de frustraciones y pérdidas patentes en unas miradas de las que incluso se había esfumado la dignidad... los mismos que habían soñado con la victoria, la revolución, la democracia". (P.388)

"Liova había muerto en París. Cuando Liev Davídovich oyó aquellas palabras, sintió cómo la tierra se abría y él quedaba suspendido en el aire, como una marioneta". (P.409)

"Una desolación insondable..." (P.411) 

"Aquél fue un paréntesis de sosiego. En el país se vivía cada vez mejor, y pude dedicarme a ver crecer a mis hijos y a forjar en mi mente las ilusiones de un futuro que quizás les sonreiría a ellos...

Pero, según ella —y era cierto—, yo apenas me conformaba con acariciar expectativas para el futuro (de los demás) desde un rincón del presente donde me había acurrucado con la única esperanza de que me dejaran vivir en paz". (P.422)

"Además, el ambiente festivo que a pesar de la guerra se vivía en México llegaba hasta los muros de Coyoacán, y aunque no conseguía apagar del todo los rescoldos de la tristeza que los Trotski llevaban consigo, les advertían que, aun en las circunstancias más difíciles, la vida siempre trataba de recomponerse y hacerse tolerable..." (P.524)


"todavía hoy ni yo mismo me explico cómo salí vivo y lúcido de aquella guerra por la supervivencia..... en el fondo del abismo, acosado por todos los flancos, los instintos pueden ser más fuertes que las convicciones..." (P.536)


"había aprendido que la verdadera grandeza humana está en la práctica de la bondad sin condiciones, en la capacidad de dar a los que nada tienen, pero no lo que nos sobra, sino una parte de lo poco que tenemos. Dar hasta que duela, y no hacer política ni pretender preeminencias con ese acto, y mucho menos practicar la engañosa filosofía de obligar a los demás a que acepten nuestros conceptos del bien y de la verdad porque (creemos) son los únicos posibles y porque, además, deben estarnos agradecidos por lo que les dimos, aun cuando ellos no lo pidieran..." (P.538).


"Las promesas que nos habían alimentado en nuestra juventud y nos llenaron de fe, romanticismo participativo y espíritu de sacrificio, se hicieron agua y sal mientras nos asediaban la pobreza, el cansancio, la confusión, las decepciones, los fracasos, las fugas y los desgarramientos. No exagero si digo que hemos atravesado casi todas las etapas posibles...

Los que por convicción, espíritu de resistencia, necesidad de pertenencia o por simple tozudez, desidia o miedo a lo desconocido optamos por quedarnos, más que reconstruir algo, nos dedicamos a esperar la llegada de tiempos mejores mientras tratábamos de poner puntales para evitar el derrumbe..... A ese punto en el que enloquecen las brújulas de la vida y se extravían todas las expectativas fueron a dar nuestros sacrificios, obediencias, dobleces, creencias ciegas, consignas olvidadas, ateísmos y cinismos más o menos conscientes, más o menos inducidos y, sobre todo, nuestras maltrechas esperanzas de futuro". (P.647)

"me fumaba un par de cigarros y me dedicaba a sentir la plenitud de mi derrota, de mi vejez anticipada, de mi desencanto cósmico, a examinar la conciencia casi muerta del ser lamentable en que había desembocado el mismo hombre que alguna vez había sido un muchacho preñado de ilusiones, y que parecía dotado para domar el destino y arrodillarlo a sus pies. Qué desastre". (P.662)

"-¿Y qué hace un hombre como tú cuando ya no cree en nada?" (P.692)

"Entonces su sueño de regresar a España lo asediaría con renovada insistencia. Cada vez con mayor frecuencia, mientras leía o escuchaba música, descubría cómo su mente escapaba de las letras o de las notas y se iba hasta una playa catalana, de arena gruesa, encerrada entre el mar y la montaña, donde se reencontraba a sí mismo, a salvo del frío, la soledad, el desarraigo y el miedo". (P.708)

"Ramón pensó en ese instante cuánto le habría gustado ver llegar a su lado a ese otro Ramón, el verdadero, el héroe, el puro, y poder contarle la historia del hombre que él mismo había sido durante todos esos años en que había vivido la más larga y sórdida de las pesadillas". (P.743)


El hombre que amaba a los perros. Leonardo Padura. Edit. Tusquets. Año 2009.

























martes, 18 de junio de 2013

La velocidad de las cosas. Javier Cercas.

"Recuerdo muy bien un detalle curioso: la última canción que ponían cada noche, como un discreto aviso a los habituales de que el bar iba a cerrar, era It's alright, ma (I'm only bleeding), una vieja canción de Bob Dylan que a Rodney le encantaba porque, igual que a mí ZZ Top me devolvía el desconsuelo sin horizonte de mi adolescencia, a él le devolvía el júbilo hippy de su juventud, se lo devolvía aunque fuera una canción tristísima que hablaba de palabras desilusionadas que ladran como balas y de cementerios abarrotados de dioses falsos y de gente solitaria que llora y tiene miedo y vive en un pozo sabiendo que todo es mentira y que ha entendido demasiado pronto que no merece la pena tratar de entender, le devolvía aquel júbilo quizá porque contiene un verso que yo tampoco he sabido olvidar: "Quien no está ocupado en vivir está ocupado en morir". Recuerdo también otras cosas..."

domingo, 3 de marzo de 2013

Carreteando en mi patio

Tarde tranquila.
Otro verano que se va...
Para reflexionar tranquilos, aprender, crear, y hasta "carretear", basta un modesto patio.
(Juanito Dixit)
;-)

miércoles, 20 de febrero de 2013

La última entrevista de Bolaño

En julio de 2003 murió a los 50 años  Roberto Bolaño, uno de los mejores escritores latinoamericano de estos tiempos. Mónica Maristain lo entrevistó por última vez. Ahí mostró todo el humor negro que desplegó en sus novelas. “¿No cree que si se hubiera emborrachado con Isabel Allende y Ángeles Mastretta otro sería su parecer acerca de sus libros?”, pregunta la periodista. “No lo creo. Primero, porque esas señoras evitan beber con alguien como yo. Segundo, porque yo ya no bebo. Tercero, porque ni en mis peores borracheras he perdido cierta lucidez mínima, un sentido de la prosodia y del ritmo, un cierto rechazo ante el plagio, la mediocridad o el silencio”. Simplemente notable! :-)
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-843.html


Juan Esteban Millalonco Díaz