martes, 21 de abril de 2015

Después del invierno...


"Pocas personas escapan a esa masa uniforme cuyo ajetreo llega hasta mis oídos, pocas personas son realmente pensantes, autónomas, sensibles, independientes... He conocido a algunas a lo largo de mi vida a través de los libros que han escrito... Los individuos comunes son deficientes y no vale la pena establecer ningún contacto con ellos si no es por conveniencia. Todas las mañanas, en cuanto el ruido amenazador del mundo atraviesa mi ventana, surgen las mismas preguntas: ¿cómo mantenerme a salvo del contagio? ¿Cómo evitar mezclarme, corromperme?". (p.18).

"Con los años he aprendido que la chusma no tiene remedio y apiadarse de ella es tan infructuoso como intentar educarla". (p.162).

"Mi departamento es un mausoleo que otorga una dimensión épica a los momentos importantes de mi existencia, los libros que me han forjado, algunas cartas, ciertas fotografías y sobre todo mis discos, sin los cuales la vida sería incolora e insípida...". (p.44).

"No consigo soportar los recuerdos mucho tiempo. La vida así, cruda, miserable, me lastima". (p.45).

"Vivimos lo habitual sin nunca interrogarnos acerca de él y de la información que pudiera aportarnos: "Esto no es ni siquiera condicionamiento. Es anestesia. Dormimos nuestra vida en un letargo sin sueños. Pero nuestra vida, ¿dónde está? ¿Dónde está nuestro cuerpo? ¿Dónde nuestro espacio?...". (p.93).

"Se trata de una de las pocas mujeres que he considerado una igual a lo largo de mi vida". (p.125).

"Ahora me digo, quizás para disculparme, que la experiencia del amor, cuando es así de incontestable, trae consigo una amenaza de revolución, de cambio radical, de renversement... Es muy grande la fragilidad que se tiene cuando un amor de esas dimensiones se produce, cuando se impone así. Y es natural e inevitable que uno busque asideros, por más absurdos o equivocados que sean, para no sentir que nos engulle el abismo: el trabajo, las costumbres cotidianas..." (p.150).

"Habría podido retardar lo más posible el encuentro físico con ella y terminar de seducirla con... palabras, tomarme el tiempo necesario para desactivar con buenos argumentos cada una de sus barreras y sus temores..." (p.153).

"¿Qué és lo que uno ama en el otro? Yo creo que el estilo -eso que está debajo de lo que llaman "química", una forma más o menos permanente de estar en el mundo, una manera indefinible de ayudar a los otros a conocerse y a aceptarse-". (p.172).

"Tenía la sensación de haber corrido un velo sombrío que, sin que yo lo supiera, había cubierto durante años mi percepción del mundo.". (p.194).

"No tuve tiempo de darte lo que me hubiera gustado. No terminé, ni de lejos, de conocerte.. No pude explicarte, por ejemplo, que me estabas partiendo por la mitad y que dejabas en este mundo a una tullida emocional, un ser incompleto y abandonado que no sabe qué hacer consigo misma. No te lo dije para evitar hacerte daño, pero también por orgullo.". (p.258).

"...pensé en lo difícil que nos resulta a los seres humanos sostener una estabilidad física o psicológica... seres imperfectos viviendo en un mundo imperfecto, estamos condenados a encontrar sólo migajas de felicidad. ¿Cuál és la alternativa? Quizás aceptar nuestros límites, nuestras contradicciones, nuestras muchas necesidades, tratar de ser más fuertes que el peso de toda la culpa. Concentrar nuestra habilidad en lo que mejor podamos hacer y nuestra lucidez en lo que mejor podamos entender: one thing at a time. One life at a time. Vivir sin perder, en la medida de nuestras posibilidades, la capacidad para volver a un centro desde donde se puede confiar, esperar, ser-feliz-ahora-mismo-a-pesar-de-todo, a pesar del dolor y de la certeza de que la vida es, básicamente, imposibilidad y dolor". (p.265).

Después del invierno. Guadalupe Nettel. Edit. Anagrama. Noviembre 2014.-